La Pascua se celebra el Domingo de Resurrección.
La Virgen del Río Manzano queda en la Ermita hasta el día de la Pascua de Resurrección, en que después de la Misa celebrada en la Iglesia del pueblo, se sube al Niño para que se encuentre con su Madre, que va vestida de luto y con la cara tapada con un negro velo. Tres besos se dan la Madre y el Hijo, simbolizados en tres choques de los banzos de sus peanas y se descubre la cara de la Virgen. El Niño entra en la Ermita, y la Virgen quedará un rato en la pradera, donde se procede a la celebración de la subasta de las agujas que lleva prendidas en su manto. Aprovechaban esta ocasión los nuevos novios para tener un cumplido con sus novias, regalándoles estos broches y agujas. Aún quedará en la ermita hasta el domingo anterior a la Ascensión.
Después de la celebración, las autoridades pasaban a degustar los bollos y el refresco con el que les obsequiaban los mayordomos en la casa del santero; ahora todo el pueblo come el bollo en la pradera, remojado con algún vino dulce.
En la subasta de la Pascua se van añadiendo a la agujas otros artículos que dona la gente, tales como dulces, quesos, vinos, etc., que, en definitiva, permiten obtener unos recursos destinados al mantenimiento y reparación de los edificios religiosos.
